El oráculo de la historia

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El hexagrama veintiocho del I Ching revela al señor Tagomi un futuro desfavorable:

El álamo seco florece.

La mujer vieja se casa.

Ni culpa, ni orgullo.

Philip K. Dick es considerado un maestro de la ciencia ficción y, superando los géneros, opiniones como la de Bolaño lo señalan como un maestro de las letras.

El hombre en el castillo, novela publicada en 1962 y ganadora de un Premio Hugo, construye una historia alternativa partiendo del supuesto asesinato del presidente Roosevelt en 1933 por Joe Zangara. ¿Qué hubiese pasado si Roosevelt hubiese sido asesinado? Los nazis conquistarían la costa este de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial; los japoneses, la costa oeste. África viviría una destrucción total por parte de los nazis, quienes llegan a asesinar e incluso a comerse a todos los habitantes del continente. En la zona japonesa, la vida cotidiana quedaría supeditada a la lectura y guía del I Ching.

Partiendo de este relato alternativo, El hombre en el castillo, describe las historias de Frank Frink y Ed Mcarthy, dos obreros que inician un negocio para elaborar joyas; Robert Childan, quien posee una tienda de antigüedades en la cual, entre otras cosas, se vende como si fuese una joya un reloj de Mickey Mouse; Nobusuke Tagomi, un japonés asentado en la costa este que sufre una crisis espiritual; Juliana (ex-pareja de Frank Frink), quien vive en una zona neutral  y que conoce a un camionero con el que partirá en busca de Hawthorne Abendsen, quien vive refugiado en un castillo y que ha sido el escritor de la novela prohibida La langosta se ha posado; y, por último, Baynes, un espía que viajará a la zona japonesa.

De vital  importancia en el argumento es el libro que se menciona anteriormente, La langosta se ha posado. Abendsen escribe una historia alternativa en la que los alemanes y los japoneses pierden en la Segunda Guerra Mundial. Juliana se obsesiona con el libro hasta que descubre, una vez ha conocido a Abendsen, que realmente perdieron la Segunda Guerra Mundial. Es entonces cuando se revela un hecho importante: la posibilidad de una historia paralela a la de los protagonistas. Por si fuera poco, Abendsen no vive en contacto con los hechos para escribir el libro. Aislado en un búnker, pues él es el hombre en el castillo, llega al conocimiento de la verdad alternativa, sin entrar en contacto directo con ella. Esto nos hace preguntarnos algo que en la obra de Philip K. Dick es fundamental. ¿Hasta qué punto el contacto inmediato con los hechos nos aleja o nos acerca a la verdad?

Esta pregunta es una constante en todo el libro; tanto es así que, en cierto momento, un personaje de la novela (Wyndam Matson) convence a otro de que un mechero estuvo en el bolsillo de Roosevelt. Ella no le cree y él le enseña un certificado:

De eso se trata. Tengo que probártelo con algún documento. Un certificado de autenticidad. Y de este modo todo es una estafa, una ilusión colectiva. ¡El valor histórico está en el certificado, no en el objeto mismo!

Este pequeño discurso pronunciado por Wyndam Matson aborda tema principal de la novela y en sí, la definición de historia según la novela, oráculo o ucronía.

De este modo, presente, pasado y futuro quedan vinculados entre sí de un modo irrepetible. El presente es escrito con detalles, con objetos como el revólver colt falsificado; el pasado con la incertidumbre. El lector no conoce si este arma fue realmente falsificada o no, si el pasado fue también falsificado y si la propia historia que conoce no es la verdadera historia; en tercer lugar el futuro a través de un oráculo del que los propios personajes dudarán.

En conclusión, la novela publicada por la Editorial Minotauro, El hombre en el castillo, reflejará un juego de espejos, de pez que se muerde la cola. Como desenlace, la propia historia alternativa, La langosta se ha posado, es leído en su totalidad, revelando así, al más puro estilo borgeano, un espacio repleto de espejos en el que realidad, ficción e historia quedarán entrelazados de forma esperpéntica. Se deformará la historia y lo que en realidad pensamos que sucede en las páginas de la novela puede no ser lo que realmente ocurre, regresando a un punto inicial en el que no conocemos absolutamente nada. Juliana encuentra a Abendsen, y Juliana descubre que el libro que ha escrito el autor puede no ser ficción sino historia.

23 de Septiembre de 1990. Actualmente fotografo aficionado y poeta en diversas revistas y antologías. Estudiante del último curso del grado en lengua y literatura españolas en la UNED.

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