Yo he sentido ese hilo
finísimo
que me ataría a tu chaqueta
el resto de la vida.
Pero cómo puede ser nombrado
ese instante
contenido en un lejano
t m l r
e b o de gramola,
ese verbo
capaz de reunirnos.
Dónde está esa calle en la que
el amor brotaba incontenible
yo pisé esa calle y ahora
he perdido las coordenadas…
Pero te digo que en ese lugar
el muro calla
y podríamos rendirnos,
mirándonos las caras
bajo una suerte ambigua.
Un poema de Ángela Arambarri con ilustración de Guillermo Ajo Ferreira, ilustrador cántabro. Puede seguir su trabajo en @gaf_ilustracion.