pizan-damas

Christine de Pizan, una escritora del medievo

/

Excelentes y honorables princesas de Francia y de todos los países, vosotras, damas, doncellas, mujeres de todas las condiciones que amasteis o amáis y seguiréis amando el bien y la sabiduría, las que habéis muerto, las que vivís todavía y las que vendréis en el futuro, alegraos todas, disfrutad de esta nueva Ciudad, que ya está casi levantada, construidos sus harmoniosos edificios y reunidas ya quienes en ella vivirán.

La Ciudad de las Damas, Christine de Pizan

En la segunda mitad del siglo XIV nació en Venecia Christine de Pizan (c. 1364-1430), una mujer que pronto destacó por sus altos conocimientos y llegó a convertirse en una de las primeras mujeres que se ganaron la vida gracias a la escritura en Europa. El nombre de Christine de Pizan ha pasado a la historia por lo poco común que resulta encontrar a una mujer escritora en esta época y por su cuantiosa y notable obra, en la que podemos encontrar reflexiones sobre el papel de la mujer de su tiempo. Llama la atención el hecho de que Pizan se encargase no sólo de escribir, sino también de las labores de edición e incluso ilustración de sus obras, que ella misma copiaba e ilustraba -junto a los miembros de su taller-, para favorecer y supervisar la difusión de las mismas.

El elevado nivel cultural de Christine de Pizan provino, en parte, de la buena educación que recibió de su propia familia, aunque el papel más importante lo jugó la profesión de su padre. Tommaso di Benvenuto da Pizzano (Thomas de Pizan) era un médico y astrólogo muy destacado, y por ello se le requirió para trabajar en la corte de Carlos V de Francia. Fue la corte francesa el lugar en el cual Pizan pudo formarse hasta alcanzar una notable preparación humanística que la llevó posteriormente a reflexionar sobre diversas cuestiones de la época. Su formación fue en gran medida autodidacta, gracias a su privilegiado acceso a grandes bibliotecas y al clima selecto de la corte, donde se encontraban los intelectuales más brillantes de Europa.

La buena vida que disfrutó Christine en torno a la corte francesa cesó tras la muerte de Carlos V en 1380: ni su padre ni su reciente marido, Étienne du Castel, contaban ya con los favores que el rey anterior les había otorgado, pero esto fue tan sólo el inicio de los devenires de Pizan. En los años siguientes su situación empeoró: su padre y su marido murieron y ella quedó a cargo de diversos familiares entre los cuales se encontraban sus tres hijos y su madre. Encontrándose en una situación económica complicada, Christine de Pizan comenzó a trabajar como escritora para ganarse la vida y mantener a su familia. Ya en sus primeros escritos mostró un gran dominio tanto de prosa como de poesía y plasmó su intelecto en diversos tratados científicos, históricos y morales. Las primeras obras que escribió fueron baladas amorosas en las que mostraba la tristeza que la invadía debido a su temprana viudedad. Estas baladas despertaron el interés de algunos mecenas y dotaron a Pizan de cierto reconocimiento. Sin embargo, su obra pronto adoptó una temática más trascendental y comenzó a realizar creaciones sobre temas patrióticos y en defensa de la mujer.

Christine de Pizan en su scriptorium (c. 1413, Taller de Christine de Pizan) | British Library
Christine de Pizan en su scriptorium (c. 1413, Taller de Christine de Pizan) | British Library

A partir de L’Epistre au Dieu d’Amours (1399) emprendió su lucha por una visión diferente de la mujer en la literatura, contraponiendo sus obras a otros escritos de su tiempo, realizados por hombres, donde se daba una visión negativa de la mujer, culpándola de todo y librando al hombre de toda responsabilidad moral. Es en uno de sus libros más reconocidos donde se refleja de forma clara el intento de cambio en la visión de la mujer. Esta obra se titula Le Livre de la Cité des Dames, traducida al castellano como La Ciudad de las Damas.

La Ciudad de las Damas (1405) se divide en tres partes en las cuales hallamos a Pizan hablando con tres mujeres distintas, Razón, Derechura o Rectitud (dependiendo de la traducción) y Justicia, quienes relatan a la escritora historias sobre las virtudes de diferentes mujeres -mitológicas, bíblicas, santas e históricas-, con las cuales crea una ciudad imaginaria perfecta. En estas narraciones las damas hablan acerca de los méritos logrados por estas mujeres a las que vemos ejecutando tareas tradicionalmente relacionadas con lo masculino: aparecen mujeres guerreras, científicas, filósofas o jefas de estado. Rompe de este modo con los estereotipos femeninos de gran parte de la literatura tradicional, tachando de erróneos las afirmaciones de ciertos hombres ilustres sobre ellas.

En el Libro I se inicia la conversación de Pizan con Razón, quien será la encargada de fundar «la ciudad» a través de ejemplos de mujeres virtuosas y fuertes que distan del tipo de mujer que plasmaban otros autores; a continuación, en el Libro II, vemos cómo Derechura se encarga de la construcción de las paredes de la ciudad con piedras creadas a través de ejemplos de mujeres éticas que mostraron piedad, devoción, integridad o generosidad; y por último, en el Libro III, Justicia continúa llenando de habitantes dignas la Ciudad, y entre ellas vemos a la Virgen María, María Magdalena o diversas santas, contraponiendo la hagiografía con la visión misógina cristiana.

Honorables damas, alabado sea Dios porque queda terminada la construcción de nuestra Ciudad que os acogerá a todas. Vosotras que os preciáis de virtud, dignidad y fama, seréis bien acogidas en una Ciudad levantada y edificada para todas las mujeres de mérito, las de ayer, hoy y mañana.

De este modo, Christine de Pizan crea una ciudadanía ideal, moral y simbólica. Construye una ciudad utópica, eterna, fuera del tiempo, un refugio amurallado en el cual las mujeres no serán tratadas como inferiores. Desmonta en esta obra la inferioridad femenina que fomentaban la mayoría de los autores, opinando que si existe cierta inferioridad es debido a la escasa educación a la cual se las permite acceder.

Construcción de La Ciudad de las Damas (Taller de Christine de Pizan, 1400-1410) | Bibliothèque nationale de France
Construcción de La Ciudad de las Damas (Taller de Christine de Pizan, 1400-1410) | Bibliothèque nationale de France

La erudición de Pizan se aprecia en las páginas de esta obra, en la que se mencionan autores de diverso tipo como Virgilio, Ovidio, Dante, Petrarca o Boccacio, a quien hace mención en varias ocasiones y cuya obra De mulieribus claris, una serie de biografías de mujeres históricas y mitológicas, sirve como inspiración a la propia artista. Los autores citados a lo largo del libro son utilizados no solo como fuentes, sino también como ejemplos del mal trato que las mujeres reciben en ciertos escritos.

Pizan continuó escribiendo con bastante asiduidad alternando distintas temáticas hasta 1429, año en el cual terminó su labor como escritora con una obra sobre un personaje contemporáneo a ella, Juana de Arco. La valentía de esta joven hizo que Christine de Pizan volviera a escribir una última vez dedicándole Le Ditie de Jehanne d’Arc.

El más grande es aquel o aquella que más méritos tiene. La superioridad o inferioridad de la gente no reside en su cuerpo, atendiendo a su sexo, sino en la perfección de sus hábitos y cualidades.

Christine de Pizan murió en Poissy, Francia, en 1430, habiendo sentado las bases para que muchas otras mujeres siguieran su ejemplo y continuaran reclamando su lugar en la sociedad.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Ver más

  • Responsable: Amberes Revista Cultural.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio. El Titular ha contratado los servicios de alojamiento web a Dinahosting que actúa como encargado de tratamiento.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Historia anterior

Notre Dame en llamas

Siguiente historia

Ánimo, entusiastas

Lo último de

#9

Poema y fotografía de David González.

El primer paso

Pocas épocas habrán aglutinado tantos enemigos para el profesor comprendido como acompañante y guía de los