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Roberto Rossellini y la Roma de la posguerra

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«¿Cómo consiguió el cine neorrealista con tal rapidez hacerse tan vivo e importante? Pues porque tuvimos el valor de mirar las cosas con ojos inocentes, tal y como eran. Porque arrancamos otra vez desde cero, sin preocuparnos mucho de filosofar sobre lo que habíamos pasado, sin pretender hacer poesía a costa del dolor que habíamos sufrido. Esto ocurrió porque había en nosotros una gran carga de sinceridad, y porque –al partir de cero– se miraba y se describía, sin falsos intelectualismos, el horizonte que se abría a nuestro alrededor.»

Un espíritu libre no debe aprender como esclavo (1977), Roberto Rossellini

 

La Roma posterior a la Segunda Guerra Mundial -rebosante de multitudes anónimas y otras veces sumida en la soledad- se convierte, en los años posteriores al conflicto, en un organismo viviente que parece ser consciente de su propia vida, de sus momentos sublimes anteriores, de su caída y del daño que sufren sus habitantes. A través de los filmes que se rodaron dentro de la corriente del neorrealismo italiano en la capital del país, podemos analizar el devenir de la sociedad italiana de la posguerra y el estado de sus calles y monumentos.

El neorrealismo italiano podría datarse entre los años cuarenta y cincuenta del siglo XX. Nació de la miseria y del sufrimiento del pueblo italiano y se convirtió en un cine con una clara conciencia social. El panorama histórico tiene gran importancia en el desarrollo de estos largometrajes, ya que lo que exponen es la compleja situación de la Italia de esos años. Aunque este tipo de cine no representase en su totalidad a la industria cinematográfica italiana, sí fue el que mayor influencia posterior tuvo, pues se convirtió en uno de los cimientos del cine moderno.

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Roma, ciudad abierta (Italia, 1945) | Roberto Rossellini

El nuevo método de hacer cine del neorrealismo italiano se alejaba mucho del cine italiano anterior y de las superproducciones de Hollywood que se proyectaban en las salas del país. Apareció como una forma de rechazo a estas industrias cinematográficas, debido al sentir colectivo de la sociedad italiana, que necesitaba ver en la gran pantalla la realidad de su tiempo.

Es innegable que el cambio más notable se produce en aquello que estas películas muestran. Tras la Segunda Guerra Mundial, el cine se usa en Italia como un medio para plasmar la realidad, con el objetivo de exponer las penurias y las necesidades por las que pasaba la clase trabajadora en esos momentos, la cual cobrará un gran protagonismo en los filmes neorrealistas, que convierten así sus vivencias cotidianas en una materia de la misma importancia que la que podrían tener los hechos heroicos del protagonista de una superproducción hollywoodiense. Son películas que se preocupan por individuos normales de la calle, llenas de humanismo, que hicieron que el público pudiera identificarse más con ellas que con el cine estadounidense o el de propaganda fascista.

En el neorrealismo italiano se puede apreciar la cinematografía soviética de los años veinte como una importante fuente de inspiración. En el cine soviético de esta década ya se puede apreciar la importancia del «pueblo» como protagonista, característica del cine que se desarrollará en Italia décadas después. La sociedad europea de la posguerra va a verse plasmada, junto los profundos cambios que se estaban experimentando. En Italia, las transformaciones industriales eran similares a las del resto de países europeos, pero también contaba con ciertas diferencias, pues allí lo antiguo y lo moderno coexistían.

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Roma, ciudad abierta (Italia, 1945) | Roberto Rossellini

Los cineastas italianos de la posguerra sienten predilección por la capital italiana y la manifiestan utilizándola como escenario y protagonista. Ejemplo de ello es Roma, ciudad abierta, de Roberto Rossellini. Este filme de 1945 es, para la gran mayoría de la crítica, la película más emblemática del neorrealismo y aquella con la que se inicia este periodo del cine italiano, gracias a su gran valor testimonial y a la capacidad de interpretar un momento histórico.

El título del filme ya nos habla de la importancia que la propia ciudad tendrá en el mismo, ya que nos cuenta cómo se vivió en la capital italiana un momento histórico de gran importancia a nivel político y social a través de la observación y la representación de la vida corriente. Narra la situación en la que Roma se encontraba sumida entre los años 1943 y 1944, entrelazando historias de varios integrantes de la Resistencia durante la ocupación de la Alemania nazi.

Roma, ciudad abierta destaca por su parecido con el género documental, aunque contrasta con este por el empleo de una estética que -al igual que en otros largometrajes- pretende convencer al público de una idea. No obstante, la veracidad a la hora de reflejar la historia está presente en detalles como la forma de hablar de los personajes, propia del pueblo romano, o en las escenas en las que muestra ambientes costumbristas, como mujeres en ropa interior o niños sentados en un orinal. La naturalidad con la que se contemplan estas situaciones es clave para entender el cine neorrealista. Aunque en esta película se muestre el dolor y el horror causados por la guerra, Rossellini no lo acentúa ni le da mayor dramatismo del que ya tiene, sino que procura retratarlo desde un punto de vista objetivo.

Roma, ciudad abierta (Italia, 1945) | Roberto Rossellini
Roma, ciudad abierta (Italia, 1945) | Roberto Rossellini

Roma asume su protagonismo y deja ver sus calles devastadas en gran parte del largometraje. A lo largo del filme podemos observar lugares emblemáticos de la ciudad como la Iglesia de la Trinitá dei Monti en Piazza di Spagna, la cual aparece de fondo en las escenas rodadas desde la azotea. Remarcable es, también, la aparición de la cúpula de la Basílica de San Pedro del Vaticano en la escena final, en la cual los niños caminan después de todo lo acaecido sin aparente rumbo fijo, pero dotando a la conclusión de cierto optimismo, dando a entender que las nuevas generaciones pueden salvarse de vivir de nuevo horrores de la guerra.

Tanto Roma, ciudad abierta como el neorrealismo italiano en su conjunto se encuentran en la base del cine moderno y siguen siendo numerosas las referencias que diversos directores contemporáneos incorporan en sus propios filmes. La influencia más cercana en tiempo y espacio se produjo dentro de Europa, gracias a los directores de la Nouvelle Vague en Francia y a cineastas italianos como Federico Fellini, que partieron del neorrealismo para fundar un cine distinto, nuevo y único.

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