Alfredo Santos: «La creación no es una patología, sino una excusa para relacionarte con la gente»

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Según Buster Keaton, «a comedian does funny things; a good comedian makes things funny», que podría traducirse como «un comediante hace cosas graciosas; un buen comediante hace que las cosas tengan gracia». Quizá sorprenda comenzar esta entrevista citando a un maestro del humor, pero el trabajo de Alfredo Santos (Santander, 1974) se acerca más al mundo del clown que al artista encerrado en su taller. De hecho, a pesar de que tomando un té mientras espera paciente a que le haga esta entrevista nos parezca ver a Buddy Holly felizmente maduro, sus gestos y habla entrecortada delatan al cómico que lleva dentro.

Sao tiene una dilatada experiencia en el mundo gráfico con proyectos como Santa Torpeza, Sao Torpez, las ediciones de cómic y fanzines CTRL y la serie de Imprografías, pero sus inquietudes se también extienden a la música (memorables sesiones de Jazz & Cookies en el Metropole Club y exquisita mezcla y selección en su canal Residuamix), al mundo del cine y audiovisuales -como atrezzista o como actor-, y la radio en el equipo creador del programa Plan B.

Humor y arte

Para Alfredo, «el humor inteligente es saber mirar para saber contar cosas, tener una visión diferente, profunda de la realidad; pero a su vez ofrecerla aligerada. Presentar las estructuras de forma leve, mostrando que en cualquier momento se pueden caer; cómo lo más serio resulta, a la vez, lo más cómico. Como dice Henri Bergson en La Risa: «el humor corta el fluir de las cosas, lo boicotea»». Por eso «me identifico con el trabajo de los cómicos y monologuistas de stand up y el clown y su conflicto vital sobre los límites acerca de lo que puedo hacer reír y lo que no, qué es real, autobiográfico, y qué inventado, cómo me expongo ante el público —se rasca la nariz abriendo y cerrando los dedos como un abanico y continúa—, con Jerry Lewis y su personaje de payaso triste en Las Joyas de la familia (1965), que se sirve de la máscara para conseguir su objetivo; y del entertainer (o entretenedor) que no siempre puede estar al cien por cien, pero tiene que seguir haciendo reír».

Disfruta del programa Comedians in cars getting coffe en el que Jerry Seinfield entrevista a humoristas: «es brutal… Seinfield saca su colección de coches y pasea a cómicos como Eddy Murphy. Se sinceran sobre sus mecanismos para seguir siendo graciosos a pesar de tratar temas y situaciones que no lo parecen en un principio». Se nota que le entusiasma, porque empieza a contar entrevistas del programa entre anécdotas entrecortadas y frases sin terminar rematadas por risas.

Esta identificación con el mundo de la comedia se traduce en su forma de trabajar y relacionarse con el dibujo. A raíz de su estancia en Malpartida (Cáceres) empieza a dibujar continuamente sin buscar nada figurativo; analiza cómo el dibujo está compuesto por trazos y cómo «si descompones los dibujos en trazos y los reordenas de otra manera, se pueden crear otras cosas que pueden ser más o menos figurativas según el que lo ve; los primeros trabajos fueron desarrollos muy sinuosos. No tenía un plan, solo una hoja y un formato —hace un amplio gesto con la mano y continúa—. Hacía una traza y luego otra e iba delimitando el espacio del soporte. Unas líneas me iban llevando a otras —lo deja claro agitando los brazos—, no necesitaba una motivación temática de ilustrar nada y podía estar jugueteando o viendo cómo las líneas sencillas iban interactuando. Me hubiera gustado haber tenido una cámara e ir viendo cómo poco a poco se iba haciendo, casi por querer compartir lo que estaba sintiendo. Yo era el primer sorprendido de lo que iba saliendo, era un descubrimiento para mí, porque no dibujaba para nadie. El caramelo era ser espectador de lo que estaba haciendo; no sabía a dónde llegaba, pero a base de trabajar y trabajar iban saliendo cosas diferentes».

Entrevista Sao
Foto: Revista Amberes

Su método de trabajo le lleva a una idea del tiempo, del dibujo como algo efímero: «mis dibujos son una línea orgánica, no temática. Va variando, es un método abierto a modificarse, a moldearse; ver cómo los elementos se ponen en crisis: siempre hay una duda, una tensión de que se puede caer, es una ficción, un humo». En este sentido, concuerda con Frank Lancarde (artista y fundador de Consonni), a quien cita, acerca de que «toda obra siempre tiene que cuestionarse su esencia y formato, cuestionarse a sí mismas, no materializarse sino saber que es un artificio». Por eso le da mucha importancia a dibujar en directo, al desarrollo improvisado y a la escucha. «Tengo más conceptos de música que gráficos —dice—, meter la idea de tiempo y duración, que el tiempo sea parte de la experiencia y se refleje en el dibujo. Y ya.»

La tiza y las imprografías

En ese proceso, llegó a la tiza y a pintar en directo: «son importantes las herramientas que uno tiene. Fue una casualidad —sonríe como un duende travieso simulando hacer malabares mientras sigue—: de repente tuve una pared negra, vi una tiza y tenía ganas de dibujar. ¿Qué componentes tiene una tiza? Se cae, se borra, los trazos son más amplios, no son los mismos que los

que haces en un papel con un boli; el formato es mucho más grande. Si el formato es más grande, puedes implicar el cuerpo. Si implicas el cuerpo, el dibujo, su práctica, se expande. Se transforma en una especie de danza y lo puedes llevar al directo. Dibujar en directo no es algo a lo que todo el mundo está dispuesto, exponerte, fallar, que se te vean las vergüenzas de estar ahí, ala. A base de trabajo, yo sabía que iba a disfrutar el proceso, que unos trazos me iban a llevar a otros y que tendría recursos para plasmar algo vistoso; pero a la vez mantener el vértigo de no sabe qué es lo que vas a hacer».

El dibujo como acto performativo es esencial. Aquí es donde comienza el diálogo entre las distintas disciplinas: el trazo, la danza y la música, que conforman la idea de imprografía, concepto que ha ido tomando forma desde su estancia en Cáceres, participando en talleres de improvisación en Madrid con Chefa Alonso, en Santander con Abuyabuya, o en el proyecto LlaVes, en la calle San Luis de Santander: «lo importante es lo que pasaba en directo: el trazo, la velocidad, la escucha, aprender a no dibujar. Saber pararte, escuchar, ver la reacción del público, hace que el dibujo sea más performativo». Cada sesión acaba con el borrado de la pizarra, del trabajo realizado: «se trata de que los asistentes tomen conciencia del desarrollo, de los cambios y problemas que van surgiendo. No importa cómo empiezo por aquí y que al final acabo en este otro lugar, sino que en cada momento ves una cosa y su percepción cambia con un trazo o un color. Borrarlo al final es un gesto de que lo que ha pasado en la imprografía es una experiencia compartida entre todos los asistentes y acaba ahí, es un momento». En su obra, «el tempo es parte de la experiencia y se refleja en lo que se está realizando». De esta forma le interesa la idea de «tiempo y duración en el dibujo» antes que «ilustrar, poner algo en un papel y que lo vea otra persona».

Artista y público

SAO entrevista 1
Foto: Revista Amberes

Alfredo considera necesario «que la experiencia del artista o lo que está haciendo forme parte del trabajo, de la obra, ofrecer un aspecto más cercano en el arte. Tomar la interactividad contra el discurso cerrado del artista. El arte tiene que ser comunitario en el sentido de no tener un solo artista con muchos seguidores, sino que haya mucha gente con la que puedas crear. —Se toma una pausa en la que dudo de si está ordenando sus ideas o pensando en un recado que se le ha quedado por hacer. Finalmente se decide por la primera opción y sigue—: todo el mundo tiene habilidades para, dentro de un marco, participar y crear. Un ejemplo es el juego. Mediante el juego puedes llegar a mucha gente: no hay una jerarquía y te diviertes. Volvemos al humor en el arte, que parece algo vetado. Tiene que haber un acercamiento al público generando situaciones o mecanismos que permitan la participación y la interactividad, que la gente forme parte del desarrollo». Por ello defiende el amateurismo y el humor como punto de partida y herramienta que sirven para «cuestionar y rebajar la tragedia».

No tiene nada en contra del artista como profesional, pero prefiere la concepción de amateur en el sentido de «amante de lo que haces porque te va la vida en ello. La idea de amateur es la de juego, la de apartarse de lo que uno hace y no encajonarse porque, sino, no se puede entrar en el riesgo del cambio —de nuevo el tic de rascarse la nariz seguido de un silencio—. Tienes que decidir qué te interesa: contar lo que quieres o vivir de ello. Hay gente profesional muy buena, pero en la precariedad en la que vivimos, obsesionarnos con querer entrar en determinadas ligas puede llevarnos a la frustración por falta de reconocimiento o por la exigencia de una producción continua de novedad o repetición que impone el mercado. —Entorna los ojos, parece satisfecho con la frase, la sopesa y concluye —: el ser amateur me ofrece libertad. Yo necesito dibujar como respirar porque es mi forma de comunicarme. Si reduces los gastos y las pretensiones podrás seguir trabajando. La mayor dificultad es querer hacer cosas, motivarte a seguir eliminando la necesidad de producir obra para poder vivir».

No está en contra del arte como «mercancía» pero opina que se debe «preparar el terreno para que se pueda crear, que la gente se exprese comunicándose con otras personas. Las políticas culturales tendrían que facilitar que se reúna la gente para realizar cosas diferentes, más allá del valor artístico o de mercado».

Didacart

Partiendo de la idea de abrir los procesos, métodos y desarrollos del arte al público, Alfredo Santos dirige junto a Laura Crespo (experta en Gestión Cultural y Patrimonio Histórico Artístico) la empresa Didacart. Realizan «talleres e iniciativas donde no solo se produce obra, sino también transmiten la idea de que pueden tocarse y desmontarse como un juguete. Por ejemplo, con el proyecto #UnVeranoEnSantander se realizaron residencias de artistas en las que todo el barrio participaba del proceso de creación: porqué hacían eso y cómo lo iban a llevar a cabo. El principal interés era el reto de enfrentar la idea originaria del artista con la respuesta de los vecinos, ver qué surgía de ese diálogo».

Cómic

El último trabajo que tiene entre manos es ResiduA, cómic en el que empezó a trabajar en agosto del 2019 y con el que ha sido seleccionado como Mejor Autor de Cantabria en el XXII Certamen de Cómic de El Astillero. Se pone serio para explicármelo, aunque, conforme lo va haciendo me da la sensación de que se está quedando conmigo: «tomé la idea de la palabra «residuo», del latín residŭum, que describe al material que pierde utilidad tras haber cumplido con su misión o servido para realizar un determinado trabajo. También se emplea para referirnos a los desechos que el hombre ha producido —hincha el pecho como un profesor orgulloso me mira de reojo calculando la impresión que han producido en mí sus palabras; parece satisfecho y continúa—. Pero, en realidad lo he tomando prestado del título del libro de Samuel Beckett «Residua» y con el que los alquimistas denominaban los residuos inutilizables que sobrevivían a sus manipulaciones». Despliega sus dedos como un niño travieso para rascarse de nuevo la nariz y vuelve a su pose de profesor: «ResiduaA propone recoger la memoria del estudio y esfuerzo desarrollado a lo largo de los años como Sao sobre las posibilidades gráficas y expresivas del dibujo aplicadas al lenguaje del cómic y en sus 33 páginas funciona como una declaración de intenciones y una propuesta para abrir nuevas sendas en la narración gráfica». El propósito es publicarlo en papel, formato 170 x 240 mm, ya que desde el primer momento lo ha pensado y ejecutado teniendo en cuenta el cambio de páginas y el efecto de verlo a doble página. Además, «lo planteo como una «experiencia» que se pueda revisar, volver hacia adelante y hacia atrás, ofreciendo así la posibilidad de obtener diferentes interpretaciones o sensaciones según sea el momento y modo de su visionado. Jejeje».

SAO entrevista 4
Foto: Revista Amberes
Texto: Càrabé
Fotos: Revista Amberes.
Para más información:
Alfredo Santos, SAO., en Revista Amberes: https://amberesrevista.com/tag/sao/
Trasuntos gráficos: http://copygrafias.wordpress.com/
Aburrimientos: http://santatorpeza.wordpress.com/
Tiza on tour: http://tizaontour.wordpress.com/

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