Angela Davis: feminismo y diversidad

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LA HIJA DE LA COLINA DINAMITA

Una vieja casa blanca reina en lo alto de la colina, desconchada, pero con un patio trasero rebosante de libertad; allí  crecen higueras, zarzamoras y cerezos silvestres. Así era el hogar de Ángela Davis en Birmingham, Alabama. La familia de Ángela, de origen humilde, vive dignamente gracias al trabajo de su madre como maestra y al de su padre como gasolinero. A lo largo del lado de la calle de la casa blanca las casas vecinas van siendo ocupadas poco a poco por otras familias negras, al otro lado de la misma calle las familias blancas ven con odio y preocupación cómo su barrio se va diversificando irremediablemente; algunos se mudan, pero otros se quedan mirando recelosamente desde los porches de su casa mostrando sus armas de fuego «distraídamente». Era la primavera de 1949, la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos se va robusteciendo lentamente pero imparable, solamente 6 años más tarde Rosa Parks será arrestada por no ocupar los puestos traseros del autobús. En respuesta al arresto el pastor bautista Martin Luther King organiza la comunidad afroamericana para autogestionar sus propios desplazamientos, sin necesidad del servicio público segregacionista de la ciudad de Montgomery, capital del estado de Alabama.

Era una tarde la de la primavera de 1949. Yo estaba en el cuarto de baño lavando los cordones  de mis zapatos blanco para asistir a la Escuela Dominical a la mañana siguiente, cuando toda la casa se estremeció a causa de una explosión fortísima, el trueno más terrorífico que yo había oído nunca.
[…] Grupos de negros encolerizados subían por la colina y se paraban en «nuestro»lado de la calle, mirando las ruinas de la casa de los Deyabert, en la que había estallado una bomba. Hasta bien entrada la noche hablaron de la muerte, del odio blanco, de la muerte, de los blancos, y otra vez de la muerte. Pero no hablaron del miedo; al parecer no lo tenían, pero siguieron instalándose familias negras en el barrio. Las bombas se convirtieron en un hecho habitual, y pronto el barrio fue conocido con el nombre de Dynamite Hill, [la Colina de la Dinamita].
Autobiografía, 1974

Ángela Davis crece en un barrio de clase trabajadora del sur segregacionista estadounidense, donde ésta y otras experiencias conformarán una sólida base material de recuerdos, pensamientos y acciones desde donde edificará gradualmente una inquebrantable conciencia social y racial. Dicha conciencia de clase racializada será también acompañada de su propia condición de mujer, lo cual dará lugar a una compleja base desde donde se establecerá su posterior activismo libertario. De hecho, la figura de Davis como referente identitario admite superposiciones, es decir, aúna la lucha racial, la lucha de clases y también la lucha por la igualdad. Angela es la demostración viva de que la diversidad es un hecho irremediable y que precisamente da sentido y es constitutivo de su propia actividad política.

Angela Davis en 1969.
Angela Davis en 1969.

En lo referente a su evolución intelectual, se desarrolla significativamente a partir del ingreso en la Universidad de Brandeis. Allí conformará nuevas relaciones que consolidarán  y enriquecerán sus posicionamientos ideológicos. Relaciones con los incipientes BPPP, con el SNCC de James Forman, los nuevos amigos blancos solidarios con la causa racial y contrarios a la guerra de Vietnam. Sin embargo, no podemos establecer una teleología histórica donde todos los pasos dados por Ángela le lleven necesariamente a los tiempos actuales. Su devenir biográfico está sembrado de contradicciones internas, se alternan los arduos recuerdos de los bombazos del Ku Klux Klan, con los relatos de la esclavitud narrados por su abuela. Precisamente con el comienzo de su formación teórica los viajes se sucederán, primero será Brooklyn, donde conectará con la Organización de amistad americano-soviética, más tarde será París, donde conocerá a su futuro mentor Herbert Marcuse, seguido de Lausana, Helsinki y Fráncfort.

Durante dicho periplo formativo Davis entra en una crisis existencial, se encuentra entre dos mundos, el del activismo racial con las clases trabajadoras negras y el de la formación teórica con unos pocos estudiantes de la incipiente clase media negra y una mayoría blanca que en el mejor de los casos escucha la problemática racial con consideración pero sin darle su central importancia. Una cabeza que en realidad son dos, un Jano social dividido entre la intelectual orgánica de clase media y la activista infatigable por los derechos sociales.

La perspectiva que se abría ante mí me atraía y me preocupaba al mismo tiempo. Había asumido la obligación de vivir y estudiar entre blancos durante los próximos dos años, pero ¿podría acostumbrarme a estar con ellos todo el tiempo? A pesar de que, al menos en teoría, los blancos con los que iba a relacionarme en casa y en el instituto estaban más o menos comprometidos en la lucha por la igualdad de mi pueblo, el impacto del racismo sobre mí había sido tan enorme que sabía que tendría que hacer un gran esfuerzo para adaptarme a un mundo predominantemente blanco. […] Mi estado de tensión era casi insoportable; parecía como si vivieran en mí dos personas a la vez, las dos caras de la cabeza de Jano. Un perfil miraba con desconsuelo al pasado, un pasado inquieto, limitado y violento, equilibrado solo por el amor que sentía hacia mi familia y esporádicos atisbos de comprensión. La otra cara miraba con esperanza y temor al futuro, un futuro lleno de interés, pero que a la vez encerraba la posibilidad del fracaso.
Autobiografía,1974.

LA INFLUENCIA DE HERBERT MARCUSE

La joven Ángela conoce al filósofo en medio de una agitada asamblea estudiantil en la Sorbona  del año 1962. Rápidamente queda impresionada por su discurso y sus ideas. Las clases del filósofo alemán entusiasman a los estudiantes parisinos y, de vuelta a la Universidad de Branderis, Davis no dejará de asistir a sus cursos sobre la Revolución francesa y su reformulación hegeliana –para esas fechas ya había leído Eros y civilización de Marcuse. Valiente pero discreta, decide abordar al eminente filósofo alemán, del que le sorprende su sencillez y cercanía.

-¿Está segura de que quiere estudiar Filosofía? -me preguntó lentamente, subrayando cada palabra con gravedad, como si se tratase de la iniciación a una sociedad secreta de la cual, una vez que se entraba, ya no se podía salir. Temí que responder simplemente «Sí»resultara pobre y banal.
-Al menos, quiero ver si soy capaz.- Fue lo único que se me ocurrió decir.
-En ese caso, debería empezar por los presocráticos, y seguir con Platón y Aristóteles. Vuelva la semana que viene y hablaremos de los presocráticos.
Autobiografía,1974

Fue el comienzo de una más que fértil relación intelectual, que la llevará a estudiar en Fráncfort y luego en la Universidad de California, donde Marcuse dirige su tesis. Para el año 1969 su fama llega hasta el gobernador de California, un casi desconocido Ronald Reagan, quien fuerza su expulsión de las aulas; la joven profesora de Filosofía da clases en la calle, rápidamente se le unen otros profesores, hasta que finalmente Reagan, debido a la presión social, desiste y Davis es readmitida, preludio de lo que será su encarcelación, resistencia y absolución en 1971.

La influencia de Marcuse sobre Davis es compleja. La joven lee Eros y civilización, El hombre unidimensional, obras que influyen claramente en sus trabajos. En 1971 es injustamente perseguida por el FBI y encarcelada para luego ser absuelta ante el clamor popular mundial. Durante su presidio además de introducir clandestinamente las obras Cartas desde la prisión  y Soledad Brother de George Jackson, es capaz, gracias a la complacencia del personal carcelario femenino, de ir confeccionando las notas de su posterior obra Mujeres, raza y clase. Los posicionamientos críticos de dicha obra siguen los planteamientos marcusianos de El hombre unidimensional.

La uniformación y la rutina asimilan los empleos productivos y no productivos. El proletario de las etapas anteriores del capitalismo era en verdad la bestia de carga, que proporcionaba con el trabajo de su cuerpo las necesidades y lujos de la vida, mientras vivía en la suciedad y en la pobreza. De este modo era la negación viviente de su sociedad. En contraste, el trabajador organizado en las zonas avanzadas de la sociedad tecnológica vive esta negación menos directamente y, como los demás objetos humanos de la división social del trabajo, está siendo incorporado a la comunidad tecnológica de la población administrada. Más aún, en las áreas más adelantadas de automatización, una especie de comunidad tecnológica parece integrar a los átomos humanos que trabajan. La máquina parece dar un ritmo adormecedor a sus operadores.
[…] Habla del acrecimiento de un fuerte espíritu de grupo en cada equipo» y cita a un trabajador que dice: «Estamos dentro del ritmo de las cosas de punta a cabo…» Esta frase expresa admirablemente el cambio en la esclavitud mecanizada: las cosas contienen ritmo antes que opresión, y transmiten su ritmo al instrumento humano; no sólo a su cuerpo sino también a su mente, e incluso a su alma.
El hombre unidimensional, H. Marcuse, 1964.

Estos planteamientosle servirán para intentar entender y desarrollar un movimiento social capaz de aunar los intereses sociales comunes con la lucha racial en favor de los derechos sociales. Analizará la esclavitud norteamericana y su influencia en la estructura familiar, en las relaciones de dominación sociales y en diversificación social jerarquizada del colectivo. Al respecto, el estudio de la violación de los amos sobre las mujeres negras esclavas reúne todos las aspectos antes mencionados la dominación blanca, la atroz explotación física y el abuso  sexual.

Sería un error considerar el patrón institucionalizado de la violación durante la esclavitud como una expresión de los impulsos sexuales de los hombres blancos que, bajo otras circunstancias, estarían reprimidos por el espectro de la castidad de la feminidad blanca. Dicha explicación sería demasiado simplista. La violación era un arma de dominación y de represión cuyo objetivo encubierto era ahogar el deseo de resistir en las mujeres negras y, de paso, desmoralizar a sus hombres. Las observaciones formuladas acerca del papel de la violación durante la guerra de Vietnam también podrían ser válidas para abordar el periodo de esclavitud: «En Vietnam, la Comandancia Militar estadounidense hizo que la violación fuera «socialmente aceptable»; de hecho, aunque no estuviera escrita, era, claramente, la política desplegada. Cuando los soldados estadounidenses fueron incitados a violar a las mujeres y jóvenes vietnamitas (y en ocasiones se les recomendó «registrar» a las mujeres «con sus penes»), se estaba forjando un arma de terrorismo político de masas.
Mujeres, raza y clase, 1981.

De este modo el estudio de las clases sociales en EEUU se encuentra relacionado directamente con la esclavitud. Es decir, la explotación, la dominación y el patriarcado está racializado y feminizado. Todavía a día de hoy los afroamericanos tienen 2,5 más probabilidades que los blancos de vivir en la pobreza, una tasa de mortalidad infantil 2,3 veces superior, las mujeres negras tienen un mayor índice de embarazos no deseados y, por supuesto, encuentran trabajo más difícilmente y, cuando lo encuentran, es de peor calidad.

TECHOS DE CRISTAL Y REALIDAD SOCIAL

La figura de Hilary Clinton en las últimas elecciones norteamericanas se erige como dique de contención contra el tsunami Donald Trump. La política de la diversidad del partido demócrata, basada en el voto femenino, voto latino y el voto afroamericano daría finalmente la victoria a Hilary… todos sabemos el resultado. La campaña política de los Clinton carece de ideología socialdemócrata de orden clásico, no atiende a ninguna política cimentada en la relación capital/trabajo. Esto es, centra toda la artillería política en las diversidad social y en iniciativas de orden cultural, la política económica es unidimensional, no se toca.

Las estrategias políticas se basan en técnicas relacionadas con el marketing. Grupos de opinión con la posible expectativa de voto, estrategias de acción política para atraer cierto tipo de votante diversificado, propuestas de políticas lanzadas para sondear o provocar un estado de opinión para así reforzar la estrategia posterior de captación de voto. La corroboración y valoración de dicha metodología se realizará mediante las grandes macroencuestas dirigidas a recoger los resultados de las acciones anteriores y fomentar nuevos estado de opinión favorables a la intención de voto requerida. Los horizontes son muy cercanos y exigentes, el producto debe de ser vendido y consumido rápidamente y de forma masiva, poco importa su calidad si obtiene una buena venta.

Valentina Tereshkova y Angela Davis. | Rian Archive.
Valentina Tereshkova y Angela Davis. | Rian Archive.

El resultado es una política de corto plazo que no permite afrontar los problemas estructurales de una manera continuada y prolongada. Un programa como el Plan Marshall por ejemplo sería impensable desde esta perspectiva política, no digamos ya un programa tan exigente como el Protocolo de Kioto, por mencionar otro ejemplo.

El feminismo liberal encarnado en la figura de la líder demócrata es criticado por el llamado feminismo negro de Angela Davis. No se puede considerar el movimiento feminista desde la perspectiva unidimensional, ya que existen perspectivas más amplias que la representada por el feminismo blanco liberal; la meta no es tan escueta y cortoplacista como es la del «techo de cristal»; para el feminismo basado en la perspectiva de clases, la ruptura del techo de cristal no tiene sentido salvo que venga acompañado y cimentado por políticas económicas sociales de corte racial y de género. Para nada sirve tener una feminista en el poder si las principales afectadas por la pobreza siguen siendo las mujeres negras y no hay medidas económicas y sociales para solventar la problemática. La diversidad debe de estar relacionada y cimentada directamente con la relación capital/trabajo, de lo contrario se convierte en una perspectiva política de fácil asociación con una visión de la política mercantilizada. Angela Davis ya trataba esta problemática en su análisis sobre la Cabaña del tio Tom:

La cabaña del tío Tom fue una de las obras más populares de la literatura abolicionista y atrajo a un gran número de personas a la causa antiesclavista. En una ocasión, Abraham Lincoln se refirió, de manera informal, a Stowe como la mujer que inició la guerra civil. Pero la enorme influencia que tuvo su libro no puede compensar su absoluta distorsión de la vida bajo la esclavitud. El personaje femenino principal es una parodia de la mujer negra en la que la autora realiza una transposición ingenua, desde la sociedad blanca a la comunidad de esclavos, de la figura materna elogiada por la propaganda cultural de la época. Eliza es la feminidad blanca encamada, pero en un rostro negro o, más exactamente, en un rostro «casiblanco», ya que ella es una «cuarterona».
Mujeres, raza y clase, 1981.

H.B. Stowe, amparándose en la cultura dominante y más concretamente a través del aparato cultural que resulta ser La cabaña del tío Tom, apela a la maternidad y a los valores cristianos que sin duda llevará a abolir la esclavitud. Stowe se centra en el vehículo familiar para erradicar la desigualdad cruel manifiesta en la esclavitud. Stowe, hija de un pastor protestante abolicionista, considera que si todas las mujeres blancas se identifican con las esclavas negras, sin duda se apiadarán de la situación de sus esclavas y terminarán por liberar a todo el colectivo.

Para Davis, esta es una posición sumamente ingenua, no aborda las verdaderas raíces  estructurales y sociales, además de fiar la solución de una problemática económica y social a un acto de bondad. Parece ser una argumentación muy manida, manida en el sentido en que obedece al principio de entelequia leibniziano, las mónadas repiten armónicamente el mundo dentro de ellas mismas y organizadas desde fuera por un dios calculador. Las familias cristianas liberaran los esclavos al mismo tiempo, gracias a la misericordia y a Dios.

Aunque el gobierno esté compuesto por una mayoría de mujeres, siendo la paridad una medida más que importante, no aborda la verdadera problemática existente de brecha salarial, desigualdad social, violencia machista, etc. La bondad de las gobernantas no trae la paridad social, no hay ninguna entelequia o mano invisible que ponga y coordine perfectamente todo por mandato divino. Del mismo modo que Marcuse argumentaba la pérdida de la conciencia de clase por las clases trabajadoras de mediados del siglo pasado hechizados por el consumismo, el colectivo de mujeres de clases medias y altas que apadrinan los movimientos en realidad no están fomentando la paridad y la lucha por la igualdad, la igualdad tal y como consideraba Marcuse inspirándose en W. Benjamin.

Podríamos considerar, parafraseado a Marcuse, que sólo gracias a las mujeres sin esperanza nos es dada la esperanza, no solamente a las mujeres, sino también al resto. Evidentemente, el hecho de que sean los últimos el verdadero núcleo de la esperanza obliga a construir un feminismo enraizado, racializado y ligado con la lucha de clases. La cabeza de Jano ya no es doble, ya solamente hay un rostro que agrupa a las diversidades y la lucha social, un solo camino con perspectivas agrupadas y paralelas, el camino de la libertad, al igual que se agruparon las distintas voces de todo el mundo para gritar FREE ANGELA.  

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