Dani Bermúdez y Fidel De Tovar son los mangakas tras los multipremiados Arashiyama (2017), Liquid Memories (2019) y El tiempo de los tres (2021), todos ellos publicados por Norma Editorial.
Dani Bermúdez (Barcelona, 1981) estudió Bellas Artes en la Escola Llotja e Ilustración en la Escola Joso de Barcelona. Publicó su primera serie manga, Onegai Señorita (2005), en la revista Line Magazine. También tomó parte en las obras colectivas Let’s Cook (2012) y Olympics (2013), de Letrablanka Editorial. En la actualidad compagina su actividad como dibujante con el diseño y maquetación para varias editoriales.
Fidel De Tovar (Barcelona, 1982) se formó en Narración en la Escola d’Escriptura Ateneu Barcelonès y en Fotografía en el Centre de Fotografia i Mitjans Documentals (CFD). En 2013 creó el fotorreportaje Hanami, que gira en torno a la floración del cerezo en Japón y por el que obtuvo el Premio al Mejor Documental de la revista Piel de Foto. En estos momentos combina su labor como guionista con la traducción de mangas franceses y el diseño editorial.
Desde su plataforma Studio Kankei, que definen como «una incubadora de ideas alrededor del diseño, donde el manga y la cultura japonesa juegan un papel muy importante», colaboran en proyectos que abarcan desde el cómic hasta el diseño gráfico.
Tanto Arashiyama como Liquid Memories fueron galardonados con el Premio al Mejor Manga Nacional del Manga Barcelona. ¿Cómo os sentís después de obtener semejante reconocimiento con vuestras primeras obras?
Dani Bermúdez: Principalmente muy motivados a continuar. De hecho, llevamos ya tres obras y estamos con una cuarta y, obviamente, el empezar y que nos diesen esa acogida nos impulsó a seguir adelante.
Fidel De Tovar: Súperilusionados con el primer premio y sorprendidos con el segundo, pero también presionados porque, aunque te motiva para continuar, tienes que estar a la altura. Pero bueno, como cada obra que hacemos es diferente de la anterior y no se pueden comparar, eso nos relaja un poco [risas].
A Dani podemos verlo en sus directos de Twitch y observar el proceso que sigue para dibujar, pero desconocemos vuestra dinámica de trabajo conjunta. ¿Qué método seguís a la hora de crear un manga?
Fidel: Con Arashiyama definimos una manera de trabajar muy clara que hemos mantenido en posteriores obras. Trabajamos en bloques de diez, quince o veinte páginas como mucho en los que yo no le entrego el guión a Dani, sino los storyboards. Tenemos una plantilla en un A4 en cuya parte superior yo diseño dos páginas, y en ese mismo A4, en la parte de abajo, Dani hace su reinterpretación del story añadiendo o cambiando viñetas del mío. Cuando Dani ha hecho su versión de los storyboards, nos reunimos para decidir cuáles son los momentos que no se pueden cambiar hasta que llegamos a un stories definitivo que Dani pueda pasar a bocetos.
Dani: El proceso se puede seguir en Twitch a partir de la etapa de bocetos. Todo lo anterior lo hacemos fuera de directo porque requiere más comunicación entre los dos y también más concentración. Tras la fase de bocetos nos volvemos a reunir para revisarlo todo y, validados por ambos, me pongo a entintar las que serán las páginas finales. Mientras yo estoy haciendo todo esto, Fidel queda libre de este proceso y se pone con el siguiente bloque de páginas para tener los stories listos cuando yo termine con el anterior.
Fidel: Esto permite que la obra esté muy viva porque, aunque tenemos muy claro hacia dónde va, no está escrita del todo y el dibujo que va haciendo Dani se va integrando y modificando el guión.
¿De dónde sacáis la inspiración a la hora de idear una nueva historia?
Fidel: Es muy difícil decirte qué es lo que inspira las historias, pero sí que te puedo decir que viajar y las experiencias que podemos tener en esos viajes (que ahora con el COVID no podemos hacer) nos inspiran mucho. No hay más que ver cómo plasmamos el viaje en nuestras obras: Arashiyama es un viaje al Japón tradicional, incluso un viaje de los protagonistas a través de la montaña; en Liquid [Memories] los personajes pasean por el Londres más cosmopolita; y en El tiempo de los tres nos trasladamos a la Barcelona noventera.
En el caso concreto de El tiempo de los tres, el germen de la historia fue la visión de un bol en un viaje a Kyoto que me pareció que contenía toda la magia de Japón. Pero al final no es tanto qué te inspira, sino cómo acabas construyendo una historia con una idea que realmente te mueve algo por dentro.
Dani: Yo para el tema de diseño de personajes me inspiro bastante en el cine, en videojuegos y en personas reales. Las historias que me está escribiendo Fidel incluyen a personajes bastante cotidianos; no son personajes muy fantásticos, salvo alguna excepción. A veces nos inspiramos en gente que conocemos, en actores, en actrices… Intentamos documentarnos mucho. En esta última obra, por ejemplo, nos hemos documentado muchísimo con series, películas y revistas de moda de los noventa para intentar plasmar no sólo los noventa, sino los noventa aquí, en España, donde había diferentes tendencias. Por ejemplo, hemos utilizado álbumes de fotos para ver qué ropa se llevaba en esa época. En principio intentamos basarnos en eso. Ya cuando hagamos algo más fantástico no sé en qué nos inspiraremos, pero supongo que en lo que te digo: videojuegos, cine… A la hora de diseñar un personaje, cualquier cosa vale. La historia creo que es más complicada.
Hablando de esa fase rigurosa de documentación, hay una escena en El tiempo de los tres en la que sale una entrada de cine en la que pusisteis hasta el I.V.A. de ese año.
Dani: Sí, que era un 6 %. Duele cuando lo ves ahora, ¿verdad? [Risas] Se nota el paso del tiempo. En esta obra especialmente hemos intentado incluir esos pequeños detalles que definen la época en la que transcurre la acción. Por ejemplo, hay una escena en la que Jules está leyendo un libro y utiliza una tarjeta del metro de la época como marcapáginas. Eso era algo que se veía de forma muy habitual en el día a día. Es un detalle que nos hizo gracia meter porque sabes que lo va a reconocer la gente de Barcelona, y claro, no te puedes inventar ni el diseño de la tarjeta ni su uso porque es histórico, ha pasado. Hemos intentado mantener esa rigurosidad hasta en las tipografías que hemos utilizado. Por ejemplo, queríamos utilizar en algunos carteles Comic Sans, la letra maldita [risas], porque en los noventa fue muy popular, pero investigando vimos que se popularizó a partir del 94 y la historia de Elda, Jules e Hiroshi sucede en el 93. Así que tuvimos que descartar su uso.
En vuestra obra más reciente, El tiempo de los tres, la acción se desarrolla en Barcelona, vuestra ciudad. A raíz del confinamiento habéis tenido que serviros de recuerdos -como sucede en el manga- para recrearla. ¿Hay algún hecho o anécdota que haga especiales para vosotros las localizaciones que habéis escogido?
Fidel: Nosotros en esa época de los noventa éramos muy pequeños en realidad. No teníamos la edad de los personajes, pero sí que es cierto que pedí los álbumes de fotos a mi madre directamente y nos echamos unas risas del tipo «Pero, ¡¿cómo llevabas esto?!». Y eso está guay porque conectas también con la familia mientras estás creando una obra. De hecho, Silvia lleva una camisa que llevaba mi madre en esa época. También me permití una licencia, y es que el coche que lleva Elda, un Fiat Panda, fue mi primer coche años después, heredado de mis primos. Cuando yo lo tuve era un coche viejísimo, pero en el 93 estaba más o menos bien. Fue gracioso que el personaje llegara con un coche que yo había conducido.
Dani: Te puedo contar anécdotas como estar dibujando una parte de la Sagrada Familia y darnos cuenta de que esa parte aún no estaba construida y tener que corregirlo. También hemos metido alguna de las fotografías de referencia que usamos: fotos en el Tibidabo, objetos cotidianos…
Aparte de vuestra ciudad, ¿qué otros aspectos de vuestra vida os gusta plasmar en vuestras obras?
Fidel: Siempre digo que, aunque nuestras creaciones no son nuestras vivencias directas, sí que hay mucho de cómo vemos nosotros el mundo. Yo creo que los dos elementos básicos que acaban saliendo en todas las obras siempre son el viaje -ya sea a nivel interno o a nivel más literal de ir a una ciudad o a una montaña- y el recuerdo. En Liquid Memories, los recuerdos son los que construyen toda la historia. En Arashiyama, el recuerdo de los padres es lo que lleva a los niños a iniciar el camino, y en El tiempo de los tres los recuerdos vertebran toda la obra. Esa mezcla en la que la realidad no acaba de ser tan tangible como los recuerdos está en todas nuestras obras.
Dani: A mí me pasa un poco al revés: es la historia la que me suele dejar cosas a mí. Procuro aprender siempre, ser un poco más crítico con mi trabajo o aprender a dibujar algo que no haya intentado antes. En esta última obra, la arquitectura de Barcelona me ha destrozado psicológicamente [risas], pero es algo que no habíamos hecho hasta ahora. En Arashiyama era todo más bosque, más tradicional. En Liquid Memories sí que era algo ya más cosmopolita, pero me da la sensación de que sucede mucho más en interiores, por ejemplo, que El tiempo de los tres.
Fidel: Pues prepárate para lo que te espera en la siguiente. [Risas]
El mundo del manga y del anime es cada vez más popular en España. ¿En qué punto creéis que se encuentra la creación de manga en nuestro país?
Dani: Hombre, yo creo que se encuentra ahora en un punto bastante mejor que hace cinco años, y eso es bueno, esperanzador y te motiva a continuar. Es una buena situación.
Fidel: Sí, yo creo que por fin el manga creado aquí es valorado por lectores habituales de manga. En los noventa se intentó, pero quizás la narrativa manga no estaba tan interiorizada como ahora. Nosotros hemos crecido con manga y antes existía el hándicap «Si no es japonés, no es manga» que ya no se da.
Dani: Era totalmente impensable abrir un manga y que lo leyeras de izquierda a derecha. ¡Un sacrilegio! [Risas]
Fidel: Ahora no hay editorial que no tenga manga creado por autores de aquí. Luego está la súperiniciativa de Planeta Manga. Si no hay cuarenta y cinco autores dentro de la revista, no hay ninguno. Creo que es un momento dulce en el que empieza a destacar en las librerías el manga creado en España, pero en tres años lo hará aún mucho más.
¿Hay algún mangaka o manga español del que seáis admiradores?
Dani: De entrada todos ya tienen nuestro respeto por haberse metido en este embolado de hacer manga en España. Lo hagan mejor o peor, consigan sacar una obra o consigan sacar cinco, todos tienen nuestro respeto.
Fidel: Tienes a las Xian Nu, que son unas virtuosas del dibujo y con un humor muy particular. También a Toni Caballero y a Sergio Hernández en la revista de Planeta Manga. Tienes a Kumanakris.
Dani: Konata.
Fidel: Yo soy muy fan de mangakas franceses. Cuando empezamos no había tantos autores aquí y comencé a analizar el manga creado fuera de Japón, no sólo en España. Sourya, que es el autor de Talli: Hija de la Luna, me parece brutal. Su dibujo es maravilloso. También me gusta mucho el trabajo de Guillaume Lapeyre, que es el autor de City Hall.
Cada vez que publicáis una nueva obra nos sorprendéis con un género distinto. ¿Es una tendencia que se va a mantener en futuros títulos o vais a retomar algún género en el que ya hayáis trabajado?
Dani: Independientemente de que toquemos géneros diferentes, pienso que las historias que crea Fidel son muy reconocibles. No sé cómo explicarlo. Digamos que las historias que cuenta Fidel podrían pasar en el mismo universo porque son como muy reales. Aunque haya magia, aunque haya mundos paralelos, son muy reales. Creo que esa es la clave de lo que cuenta Fidel y da igual el género. Igual esto es idealizarlo muy a lo bestia pero creo que Fidel ya tiene su género como guionista.
Fidel: El cambio de género no es algo representativo, sinceramente. Ha dado la casualidad de que cada obra ha sido de un género diferente. No ha sido la idea nunca. En realidad, siempre hemos acabado haciendo las historias que nos apetecía contar. A mí lo que me interesa son las personas. Nuestras historias, da igual el género que sea, son historias sobre personas.
Dani: Tú lo has dicho. A lo mejor Fidel me dice «¿Qué te gustaría dibujar?», y yo le digo «Pues algo más misterioso». Entonces coge y dice «Pues yo quiero hablar de X y voy a hacer una historia de misterio para hablar de X». Pero no tiene por qué querer hablar de misterio sino, no sé, del poder de los sabores cítricos. [Risas] Me refiero a que es muy versátil en ese sentido, por lo que nos podemos sentir cómodos en prácticamente cualquier género, con lo cual podemos repetir o podemos probar cosas totalmente nuevas.
Fidel: Dicho lo cual la siguiente obra será de otro género, obviamente. [Risas]
Habéis subido varias imágenes a Instagram mostrando viñetas de vuestro próximo proyecto. ¿Alguna pista sobre la historia en la que estáis trabajando?
Fidel: No, de momento es un poco pronto. El género no va a ser lo importante, pero sí que hay una cosa interesante cuando cambias de registro, y es que gráficamente puedes innovar más. Hay cosas que puedes hacer en un género que no las puedes hacer en otro, permitirte ciertas licencias. Claro, en Londres no voy a meter tengus, aunque podría [risas], pero cambiar de género te permite experimentar. Creo que eso es lo más interesante de la nueva obra, que habrá experimentación.
Además de en esta historia, ¿estáis trabajando en algo más?
Fidel: Tenemos tres proyectos. Estamos trabajando en una historia, en un encargo que podría decirse que es una historia y hay otra cosa por ahí.
Dani: No sé si lo tenías preparado, pero esto contestaría a la pregunta de si podemos vivir del manga. De momento hay que hacer otras cosas para poder sobrevivir. Es una buena época, pero necesitas otros proyectos. Pero es que esto les pasa también a los autores japoneses y a prácticamente cualquier tipo de artista.
Y ya para terminar, ¿qué consejo daríais a un autor que se enfrente al desafío de escribir y/o dibujar su primer manga?
Fidel: Que se dediquen a otra cosa. [Risas]
Dani: Que se lo piensen dos veces. [Risas] Lo primero, que no tengan demasiada ansia por crear un One Piece, un Dragon Ball o una obra de ese tipo. El principal error que cometemos a veces es compararnos con alguien muy grande y eso puede llevarnos a una frustración indebida. En realidad, creo que lo más sensato es empezar poco a poco. Todos tenemos una historia guardada que pensamos que nos da para veinte tomos. No hagas esa, resérvala. Crea algo más pequeño, más corto, que sea más alcanzable, más ejecutable por ti. La industria aquí no es la de Japón. Vas a tener que hacerlo solo o con un guionista. No tengáis una aspiración inicial de crear ya vuestra obra maestra; empezad poco a poco y ya iréis haciendo más cosas. Lo que yo no querría que pasara es que alguien, por intentar algo así, se frustre y lo deje.
Fidel: Y es mejor tener algo acabado que perfecto. Pero sí, yo creo que lo más importante es no intentar ser-como. Si te dedicas al mundo creativo, el objetivo sólo es uno: encontrar tu voz a la hora de narrar. Descubrir cuáles son tus historias y qué es lo que puedes aportar al lector. No estás haciendo una obra para ti, sino para alguien que va a invertir su tiempo y su dinero en la lectura. Si estás creando un One Piece, quizás no estás siendo tú.
Dani: La clave es ser generoso, porque no lo haces para ti, sino para los lectores. Pregúntate qué querrías leer tú, pero sobre todo ten en cuenta que también lo van a leer otros.
Fidel: Y si realmente quieres dedicarte a esto, debes respetar las fechas de entrega, ser muy profesional. Si te dicen «Esto tiene que estar en tal día» y tú no lo vas a tener, ya está, olvídate. Volviendo a lo que decíamos antes, nosotros ahora tenemos tres fechas de entrega para tres cosas diferentes y tienes que poder organizarte para saber si en el caso de que te salga otro proyecto lo podrás meter ahí, si lo podrás encajar.
Dani: En definitiva, como hemos dicho al principio, que te lo pienses bien, porque implica muchas cosas. No sé si es un consejo o una advertencia. [Risas]