PRESENTACIÓN
Víctor Vélez propone una aproximación personal a un espacio siempre por descubrir. Se trata de un simple bosque, reconocible en todos sus detalles y en todos los elementos que lo componen: árboles con sus troncos recios casi derrotados por el tiempo, follaje que invita al exotismo sin alejarse en exceso, o la maleza ingobernable que se adueña de cada recoveco disponible.
Sin embargo, nada es lo que parece en esta propuesta de 8 piezas. La primera elección del autor es renunciar al uso del color, lo cual nos priva del reconocimiento mecánico del entorno. A partir de ahí, la transfiguración comienza a trabajar en pos de una visión diferente de lo que nos es familiar. El bosque deja de ser lo que es para convertirse en un espacio nuevo. Donde creíamos ver la corteza de un árbol, ahora vemos la piel robusta de un animal; una rama caída nos recuerda a un rostro que, además, nos observa; la maleza cobra forma hasta dibujar un pequeño refugio; o, en fin, dos troncos caídos se cruzan azarosamente para configurar una X que cierra, prohíbe o marca un límite a partir del cual la realidad, con su evidencia y su color y su discurrir ineluctable, queda temporalmente suspendida.
Y es ahí donde el papel del creador adquiere todo su sentido y relevancia. Hacernos ver de otra manera todas aquellas cosas que nos son más familiares es, o al menos debería ser, la función primordial de su quehacer.
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Todas las fotografías son de Víctor Vélez. Para conocer más de su trabajo puede dirigirse a www.victorvelez.es, @lacarabdevictorvelez en Instagram o a Víctor Vélez Fotografía en Facebook.
Texto: Keruin P. Martínez