Corta por ratos la náusea que corre con sus pies atajando la luz barata de un clóset. Están. Sus medias trajinando dolorosamente, pasan sin poder asirse de los tobillos del enano. Mi sujeto deforme es el demonio que me quitó de la costilla Dios cuando nací.
Yo creía que al menos tendría alas y oro cubriéndome la frente pero entre fotogramas viví el pánico del acero quirúrgico negociando los pulmones de mi madre con frascos coloreados al azar e intravenosas que le sacudían la infancia. Entonces ella gritaba a mi abuela, yo le gritaba a mi abuela, mi hermana le gritaba a mi abuela, la tía le gritaba a la abuela. Se tenía que hacer pública aquella hipótesis de que la abuela era abuela pero era mala madre. Lo logramos. La partimos. Nos comimos sus piernas pequeñitas y su boca que se sostenía sobre el mentón de los besos infinitos del 96.
Los caníbales celebramos cumpleaños y fiestas de guardar.
Somos de centro-izquierda pero le pagamos poco a la doméstica.
Y vivimos apuntándonos con pistolas de salva hasta que la muñeca se cansa, nos damos besos, y nos sentamos a cenar.
Leira Araújo nació en Guayaquil (Ecuador) en 1990, es poeta, periodista y actriz. En el 2014 ganó el Primer Slam Poético de “Esquirla Poética” y la mención de honor del Premio Desembarco Poético con el poemario Caníbales. En el año 2015 ganó el VIII Premio Nacional de Poesía Ileana Espinel Cedeño con Última noche en el país de los hoteles. Reside en España desde el 2016, donde cursó un Máster en Literatura Española e Hispanoamericana.
Ilustración original de Marta Allande-Valledor