Este cuerpo
de pavesa y fénix
guarda en el fondo sur
manchas de vino.
Yo las acojo
como chorretones de tinta
que caen de unos ojos mal pintados.
Por instantes,
muero con ellas
mientras me desangro.
Y sudo el dolor
que envuelve mi estómago;
lienzo de vida y negación.
Y sangro hoy,
que no seré madre de nadie.
Y acojo mi sangre,
vino, que me pertenece
como la mujer que soy
y elijo ser,
sangrando.
Un texto de Aurora Díaz Obregón.
Foto Alejandro Rebollo Roldán.