Fragmento hallado en la tumba de un hoplita griego (Atenas, siglo V a.C., necrópolis IX, tumba 37). Transcripción realizada por la doctora Joana Castell-Oliván:
“[…] evita mirarte en las mismas aguas que Narciso, pues el reflejo de uno mismo puede ser desprecio, y no destello de amor propio. / Mírate en el fulgor que te devuelven los ojos de los otros, pues verás tanto la huella de los pasos que en su espíritu posas, como desertar a las soledades temerosas. / Disfruta a cualquier edad de los perfumes de Afrodita, mas no confíes tu dicha, solamente, en el querer del placer, […] / Fíate de la compañía de la amistad frente al vacío y, convéncete, hermano mío, de este bálsamo contra el dolor, pues bien sabes que todo esto también es amor.”
Dicen que cuando Jean Dupont, arqueólogo jefe de la misión francesa en Atenas, excavó la tumba y leyó el incompleto fragmento grabado en el broncíneo escudo del guerrero, lloró desconsoladamente. Después, ya nunca volvió a ser él mismo.