«-Le he dicho que no me da la gana oír su sueño, señorita Catherine -volví a interrumpirla-. Me voy a la cama.
Se echó a reír y me retuvo al ver que hacía ademán de levantarme.
-Pero si no es nada de particular -gritó-. Lo único que iba a decirte es que el cielo no me parecía mi casa. Se me partía el alma de puro llorar porque quería volverme a la tierra, y los ángeles se enfadaron tanto que me echaron y fui a caer en pleno páramo, en lo más alto de Cumbres Borrascosas. Y me desperté llorando de alegría. Tanto vale este sueño como el otro para revelar mi secreto. No tengo más derecho a casarme con Edgar Linton que a entrar en el cielo; y, si el condenado de mi hermano no hubiera hecho caer tan bajo a Heathcliff, ni se me hubiera pasado por la cabeza. Pero, tal como están ahora las cosas, casarme con Heathcliff me degradaría. Así que nunca sabrá cuánto le amo. Y no por guapo, Nelly, sino porque es más que yo misma. Sea cual fuere la sustancia de que están hechas las almas, la suya y la mía son idénticas, y la de Linton es tan diferente de ellas como puede serlo un rayo de luna de un relámpago o la escarcha el fuego.
Antes de que Catherine hubiera acabado su perorata, me di cuenta de la presencia de Heathcliff. Volví la cabeza, porque había percibido un ruido ligero, y lo vi incorporándose del banco y deslizándose luego silenciosamente hacia la salida. Llegó a oír hasta cuando Catherine dijo que casándose con él se degradaría, y lo demás se quedó sin oírlo.»
«Cumbres Borrascosas», Emily Brontë (Alba Editorial, 2023)