La lluvia contradice
el sentido del humo
de mi cigarro
las manos ateridas
blancas alamedas de tendones
anestesiadas
debajo de la campera.
El viento
siempre el viento.
Desprendimientos de paisajes
se estiran en velocidad los piquillines
andrajos de nylon
colgando de sus espinas
apertura indómita de cielo
el horizonte se hace música
las distancias aparentes
son una invención del hombre.
La tarde destila
puñal de ginebra
el viento
obliga mi miedo
cantar a espaldas de la ruta
donde el barro es dios
estoy hipotecando
mis huesos.
Un avión
rasga el himen
del cielo
agregando un día mas
en mi vida.
Le queda una hoja en blanco
empieza a crepitar
se reconoce una epidermis variable
-sus frases ya fueron pronunciadas-
palabras de muertos
que cree propias.
Sin presentirlo,
ella carga
un vértice de muchedumbre.
David González (1979) es poeta argentino. Publica textos y poesía en publicaciones literarias, páginas web y suplementos culturales de Latinoamérica, Estados Unidos y España. Editó la plaquette de poesía “11” (ediciones de La Mariposa y La Iguana) en el año 2016.
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