(sic)

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Lengua: sábana colgada

de un tendal

que nadie recoge.

Lengua como tropiezo,

como un torpe tanteo

en la noche;

torpe como decir

o como callar.

Estás triste.

Tú estás triste

y yo solo tengo palabras.

Yo ordeno las palabras de mil formas,

lanzo de mil formas mil palabras

en un juego de prueba y error.

Te digo: cúrate

y tú no te curas. Te digo:

háblame,

pero soy incapaz de escucharte.

Y busco una ternura que arrancarme,

para dártela;

busco entre mi amor, para lanzártelo,

y solo encuentro palabras

que caen como llovizna de verano,

dejando en tus mejillas

un minúsculo surco de sal.

Estás triste.

Yo escondo torpemente

mil palabras.

Ordeno mil palabras que no pronuncio;

la tarde, los días van caducando,

como sin uso,

colgados de un tendal

que nadie puede recoger.

¿Qué digo? ¿Qué hago?

… Nada, no hago nada.

Y el día, los días, van caducando,

como sin uso,

colgados junto al hábito de una pena

que va recogiéndose.

Todo pasa,

todo va recogiéndose,

por mucho que digamos,

por mucho que callemos.

Por mucho que digamos o callemos,

nos queda la esperanza y el consuelo

de saber que todo pasa;

que el tiempo nos envuelve

como lluvia de verano,

borrando las palabras y su hábito.


Un poema de Ricardo Arenas con fotografía de Ana Viaje.

1 comentario

  1. Gran idea de mezclar la imagen con el escrito, a mí me ayuda a entender un poco más apresar que sean de autores diferentes. Gracias!

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