A través de su inestable corazón y distintos ritmos contradictorios, Hedwig and the Angry Inch (2001) busca encontrar el origen del amor, pero se queda atollada en la mitad.
En una vida en la que todo parece el recuerdo de algo ya vivido, la identidad se revela como un profundo interrogante.
El filme narra dos historias paralelas. De un lado, la crisis amorosa de Lui y Elle. Del otro, la vida cotidiana de los habitantes de la Pointe Courte y su
The Quiet Girl (Colm Bairéad, 2022), tanto desde su planteamiento como su ejecución, parece sugerir una suerte de reconocimiento -y hasta consagración- a la rutina.
Y, a pesar de llorar en un lugar extraño (y lejos de casa), llorar en el cine, como cualquier acto público que se realiza en libertad, tiene algo de expiatorio.
Es Connecticut, en los años 50, así que también es una historia de conflicto racial, odio y, casi como excusa, amor prohibido.