La historia oficial (1985) es el testimonio vívido, a veces insostenible, de la tragedia colectiva; el epitafio de un régimen que controla a los sujetos incluso después de su muerte.
¿Qué tiene de bueno olvidar? ¿Adónde van los recuerdos encerrados con los candados del silencio? ¿Cómo se curan las heridas de la memoria? Hace unos cuantos años alguien al
«Prohibido olvidar» es un aserto utilizado con frecuencia en los discursos políticos que hacen de la recuperación de la memoria histórica uno de sus ejes fundamentales.