Se trata de la historia de Héctor Abad Gómez, médico, profesor y activista que vivió y trabajó en Medellín hasta su asesinato en plena calle a manos de los paramilitares.
En la novela, la pequeña aldea de Toñanes se convierte en un territorio tan literario y mítico como un Comala o un Macondo.
Yo nunca he emigrado por necesidad. Nunca han dejado una pintada en la puerta de mi casa increpándome de alguna manera por mi orientación sexual. Nunca he trabajado en una plantación de tabaco ni en una fábrica ni
«(…) la ciudad (…) que devoró mis esperanzas»: en esta frase está condensada la esencia de La casa de vecindad (ELibros Editorial, 2013).