«El repulsivo engendro enmudeció y me miró fijamente esperando una respuesta. Pero yo me hallaba desorientado, perplejo, incapaz de ordenar mis pensamientos y comprender la trascendencia de aquello que me
«¿Cuántos «sacrificios» absurdos no hacemos todos al inmolar a la nada y al sueño tantas intenciones, tantos pensamientos, tanta generosidad? No estoy pensando en los «grandes asuntos», como nuestra vida,
«Lo que sucedió a continuación es vago. Soto se pierde por la catedral o por la gran antena que es la estación ferroviaria de Perpignan. La hora y el frío,