-¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros! -Iguales que nosotros -dije-, porque, en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos
¡Dictadura! Esta sencilla palabra parece activar automáticamente los más atávicos resortes culturales de nuestra mente. ¡Dictadura! Y de inmediato un torbellino de imágenes, sensaciones y emociones llenan nuestra cabeza: uniformes