Descubrí que era amazigh a los diecinueve años. [...] Lo de ser amazigh se dibuja de una forma difuminada, sin la fuerza y la claridad de todas esas identidades adquiridas.
No hace falta estar siempre pendiente del televisor o el móvil para ver que vivimos en tiempos de cambios continuos: algunos imperceptibles, otros evidentes, la mayoría tan vertiginosos que asumen