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Ale Gard: «La creación de un instrumento no consiste sólamente en que el producto sea algo bueno y vendible, sino que lo tomo como algo artístico […]. Es como hacer música para mí.»

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Alejandro García, también conocido como Ale Gard, nació en la ciudad argentina de Quilmes en 1982 y ha dedicado toda su vida a la música. Su formación musical arrancó a los 11 años con la guitarra clásica, el violín y la guitarra eléctrica. Comenzó su carrera musical en bandas como Anemos Gard y colaborando con otros grupos como Soul Apart, Duncan Patterson, Ayre, o Aleación, realizando trabajos discográficos y presentaciones en vivo en Argentina y en el extranjero. Además se ha dedicado durante varios años a la enseñanza, hasta llegar -hace ya un tiempo- a su ocupación actual como lutier.

La historia de Ale puede resultarnos familiar, ya que se trata de un argentino descendiente de españoles emigrados a América. Ale pasó buena parte de su juventud en el centro gallego de Buenos Aires, en donde se empapó de la cultura celta, tan presente en su obra como músico y como lutier. Esta entrevista ha sido posible gracias a la investigación emprendida por Ale para encontrar sus raíces en Galicia, una aventura que ha culminado con su reciente visita a España para conocer a su familia e indagar en el mundo de la lutería ibérica, así como para presentar aquí sus trabajos.

Antes de ser lutier te dedicabas principalmente a la música. ¿Cómo se produce la transición de músico a lutier?

No sólamente me dedicaba a la música, sino que también tenía que trabajar, porque tanto en esa época como actualmente, dedicarse sólo a la música en Argentina es muy difícil. Aunque hacía música, también trabajaba bajo relación de dependencia en comercios y como carpintero.

La música y el hecho de ser carpintero me llevaron a esa transición, porque como guitarrista siempre desarmaba, armaba, montaba, ajustaba y a veces destruía un poco las guitarras. [Risas]

La lutería era como un hobby, una actividad extra a la que dedicaba poco tiempo. Empezaba a hacer mis propias guitarras, pero ya antes ajustaba las guitarras que tenía e incluso las de mis colegas.

Trabajé casi diez años como empleado de comercio y los últimos cuatro fui delegado sindical. Ahí ya veía que mi camino no iba a ser hacer carrera dentro de ese rubro y en algún momento decidí dejarlo y dedicarme de lleno a la música y a la docencia, porque también daba clases de guitarra. Eso me proporcionó un poco más de tiempo para dedicarlo a la lutería. Pasado año o año y medio y viviendo más en carne viva que ser músico y por el gusto que me da trabajar con la madera, lo tomé como opción seria y aposté todas mis cartas a la lutería.

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Guitarra Battlewood (Praia da Lanzada, Galicia) | Revista Amberes

Eres hijo de carpintero y estudiante de música desde joven, disciplinas totalmente hermanadas con la lutería. ¿Qué dirías que te ha aportado cada una de ellas para hacerte lutier?

En el caso de la música, creo que está claro: el conocimiento, más que en teoría musical, por el hecho de ser guitarrista. El ejercicio motriz o físico me ayudó a entender cómo funciona el instrumento y cuándo no y cómo identificar sus problemas. Fue una gran aportación, porque hay muchos que hacen un curso de lutería o aprenden a construir algún instrumento pero no tienen experiencia previa como músicos, por lo que tal vez les lleva más tiempo darse cuenta de cómo funcionan. Ese fue un gran aporte, pero no el único. Haber tocado música en vivo me ha aportado relaciones dentro del ámbito con otros guitarristas, bajistas y músicos en general.

La carpintería me brindó conocimientos sobre la madera que fui incorporando como lutier. Me ayudó tener ciertos conocimientos previos y experiencia en trabajos manuales con herramientas y con madera, sobre todo para saber cuáles puedo utilizar y cuáles no.

Siendo un argentino de ascendencia gallega, las Battlewood (tus guitarras más recientes), destacan tus orígenes combinando maderas argentinas y simbología celta. ¿Qué significan para ti Argentina y Galicia?

Traté de hacer una conjunción o una mixtura entre esa parte del mundo y esta. Argentina y Galicia están separadas por una gran distancia, pero tienen una conexión histórica muy importante por la emigración. En mis guitarras, de alguna manera, quise transmitir eso, porque la creación de un instrumento no consiste sólamente en que el producto sea algo bueno y vendible, sino que lo tomo como algo artístico, que es producción mía. Es como hacer música para mí. No quiero hacer algo para que se venda nada más. Quiero vender mis productos, pero también dejar algo mío ahí, de manera que transmitan lo que siento o pienso.

Siento una fuerte conexión con Galicia por la familia, pero también por la idiosincrasia o la forma de ser de los argentinos y quizás de los porteños. La gente que vive en Buenos Aires tiene un rico mestizaje internacional, pero sobre todo de la parte europea, con gallegos e italianos. Hay una fuerte relación más allá de mi sangre o la cuestión familiar. Me siento identificado.

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Juan Ocampo y Ale Gard | Revista Amberes

Tus trabajos están llenos de referencias, de ideas que tomas de aquí y allá y ensamblas para crear cosas nuevas. ¿Cuáles dirías que son tus principales referentes?

El mundo de la guitarra es algo que me fascina, por lo que siempre estoy tratando de aprender, de conocer, de estar al día de todas las innovaciones. También aprendo del pasado, de toda la historia del instrumento, sobre distintos guitarristas, lutieres y marcas y de cómo han hecho las cosas. Una de las cosas que aprendí en estos años es que es bueno limitar un poco tu campo de acción. El mundo de la guitarra es muy grande y uno se puede diluir; es mejor tratar de especializarse en algo.

Dentro de esos límites, quizás mi referente sea la guitarra eléctrica de cuerpo macizo sólido. Leo Fender fue el primer gran constructor. En realidad era técnico, no lutier, pero fue  quien convirtió la guitarra eléctrica en un instrumento popular y masivo. No es que entonces no existieran las guitarras eléctricas, pero él logró instalar la guitarra eléctrica tal y como la conocemos hoy gracias a una construcción más sencilla, con el mástil atornillado a un cuerpo. Logró consolidar algo que parecía totalmente antimusical, y sus guitarras y derivados son el 80% de la música pop, rock…

Hay toda una línea evolutiva que tiene que ver con la Fender Stratocaster y sus derivados hasta la Superstratocaster. La que estoy presentando ahora entraría dentro de esta categoría. La Superstratocaster nace en los setenta con Eddie Van Halen y otros guitarristas. En los ochenta se empieza a plasmar y quizás sufre una decadencia en los noventa, pero desde hace varios años está más presente y hay muchas innovaciones y mixturas con otro tipo de guitarras, aunque la referencia continúe siendo la Stratocaster.

Otros referentes además de Leo y Van Halen son Hendrix, que popularizó también la Stratocaster de una forma más masiva y cambió la forma de tocar la guitarra; y Steve Vai, que introdujo grandes innovaciones en la guitarra, muy utilizadas a día de hoy y necesarias para ciertos estilos. Dentro de este marco estarían las guitarras que estoy presentando, las Battlewood.

La labor de lutier abarca desde el mantenimiento de los instrumentos hasta la creación desde cero de los mismos. ¿Cuáles son los trabajos que más te encargan y cuáles son los que más te gusta hacer?

En cuanto a cantidad, lo que más se encarga es mantenimiento y calibración. Es algo que hay que realizar con cierta frecuencia a un instrumento. Siempre hay, no uno, sino varios instrumentos para hacerles mantenimiento y calibración en el taller. Después de eso siguen, quizás, las restauraciones y las construcciones a pedidos particulares.

Desde hace unos años tengo clientes, para los que yo vendría a ser su médico de cabecera, aquél al que cada seis meses traen sus instrumentos músicos profesionales. Hay guitarristas a los que conozco desde hace años y sé mas o menos el ajuste o el arreglo que tengo que realizar.

Como el taller está creciendo, he podido contratar a algunos ayudantes y estoy tratando de enfocarme en el área de construcción y diseño de instrumentos. Me gustan todos los trabajos, pero crear de cero es lo que más disfruto.

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Ale Gard realizando un arreglo | Revista Amberes

¿Hay algún encargo que haya sido especialmente duro o llamativo?

De cada tanto aparece algún encargo peculiar, por más que uno tenga cierta experiencia. Un caso sería una guitarra eléctrica rusa -de la U.R.S.S. en realidad-, de principios de los ochenta. Su circuito era poco convencional, tenía que reconstruirlo y no encontré ningún diagrama ni nada parecido en Internet. Tuve que hacerlo como creí que era originalmente, pero salió bien y el dueño quedó muy contento.

Ya dentro del servicio de remodelaciones o modificaciones estructurales de los instrumentos, vino una vez un cliente habitual con dos bajos eléctricos -uno para diestro y otro para zurdo- y me pidió que le armara un bajo con ambos. Existen los double neck, pero es raro hacerlos con dos bajos. En guitarras es un poco más frecuente que tenga doble guitarra. Pero que me traiga dos bajos y me pida cortarlos y unirlos… [Risas]

A la hora de fabricar guitarras. ¿qué modelos te gusta elaborar? ¿Algún adelanto de tus futuras creaciones?

En realidad estamos pensando en avanzar con las Battlewood. La Battlewood es una serie que comenzamos con una Superstratocaster, pero queremos avanzar desarrollando modelos basados en ella. La Superstratocaster es ya un modelo clásico, si bien hay distintas marcas que han metido innovaciones o cambios. Actualmente hay una mezcla de características de distintos tipos de guitarras y la Superstratocaster también está atravesando por todo eso. Queremos ir por ese lado con la serie Battlewood.

Por otra parte, tengo varios diseños en sociedad con otra persona y también estamos trabajando en modelos más clásicos -Stratocaster, Telecaster y derivados y modelos de construcción cercanos a las Gibson-, pero siempre tratando de incluir alguna característica distintiva tanto en el diseño (lo visual, el tipo de madera…) que haga que no sea exactamente una réplica de, sino algo distinto. El reto mayor es avanzar con las Battlewood tratando de colocar, no sé si innovaciones, pero sí cambios que ayuden a resolver problemas frecuentes con los que se encuentra un guitarrista.

Por tu taller pasan muchos músicos de todos los niveles y conocimientos sobre el cuidado de sus guitarras. ¿Cuál es el consejo que más sueles dar a la gente?

Los consejos sobre cuidado del instrumento son básicamente que, si no lo van a utilizar, tomen ciertas precauciones, como no dejarlo con las cuerdas muy tensas mucho tiempo, o ciertos tips para prolongarle ese servicio. Yo ya le hice de mantenimiento y calibración para que le dure el ajuste hecho. También consejos de limpieza y otros cuidados.

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Guitarra Battlewood (Castro de Santa Trega, Galicia) | Revista Amberes

A la hora de diseñar una guitarra hay que considerar muchas variables, como la madera, la construcción o la electrónica. ¿Cuáles son las características más importantes que debe reunir una guitarra para ti?

Para un músico instrumentista, lo importante es poder practicar, poder tocar, hacer música en vivo -o en el formato que sea- y estudiar, seguir aprendiendo. Creo que son cosas que los músicos tienen más presentes cuanto más se van profesionalizando y en las que pienso cuando construyo un instrumento. Debe ser un instrumento cómodo, aunque no es lo mismo la comodidad para un guitarrista que para otro. Por eso también pienso en a qué tipo de guitarrista va dirigido, en su estilo o técnica.

Como en general están destinados a guitarristas que hacen música en vivo, la cuestión estética es muy importante. Su estética tiene que ver con la con la música que hace. También me gusta dejarle algún concepto o identidad al instrumento que de alguna manera invite o contribuya a que la música no sea sólamente una cuestión técnica o un negocio, sino una expresión artística. De alguna manera eso tiene que ver con la idea de aprender más.

Hoy en día los trabajos artesanales como la lutería han sido relegados a un segundo plano a causa de la fabricación industrial. ¿Cómo ves la situación de la lutería en Argentina y en España?

Los trabajos artesanales están en decadencia o en una etapa de transición. En la lutería hay un proceso de adaptación a estos adelantos técnicos, a la maquinaria nueva, cambios que estamos aplicando. En lo que respecta al trabajo manual, las guitarras se están construyendo en un porcentaje inferior. Depende de qué guitarras, claro: los hay que vienen y me encargan una guitarra determinada, construida totalmente a mano y entonces sí hacemos este trabajo más artesanal. Pero en lo que estamos apostando y lo que estamos haciendo, como la gran mayoría de los lutieres, es adaptarnos a estos adelantos e incorporar maquinarias que hacen que se relegue el trabajo manual un poco, pero que también permiten que uno pueda dedicar más tiempo a ciertos detalles. Ahora, al incorporar el router robotizado CNC, uno puede dedicarse más a esos detalles y tener una guitarra o un instrumento con un nivel de precisión y estética en la construcción muy alto en menos tiempo.

Claro que hay trabajos manuales que se van perdiendo un poco, pero el tiempo que permite dedicarse a otros aspectos enriquece algunas actividades concretas, manuales también.

Muchas gracias por la entrevista, Alejandro. ¿Hay algo sobre la lutería que te gustaría añadir?

Estoy pensando en asentarme aquí, en España. Este viaje tiene como propósito mostrar esta nueva serie de guitarras y darme a conocer, además de conocer también la Península Ibérica, el ambiente de la industria musical y a sus guitarristas. Mi intención es asentar la marca aquí y traer de Argentina ciertas guitarras nuevas, sobre todo construidas con maderas argentinas. Considero que aquí voy a poder abrirme un poco más al mundo.

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